Hay personas que piensan como yo, por suerte, pues una derrota
compartida es aún mucho más gratificante que una victoria en soledad.
Hay personas que conocen ese sabor insulso que deja la ausencia de algo.
Es como comer papel. Ese ácido olor de las cosas que estuvieron pero ya
no están. Es como comer papel sin sal! Las cosas que nunca estuvieron,
quizás nunca estén, pero conocemos y sentimos su ausencia, y nada más
que eso.
Estas cosas pasan en Japón, Uruguay y en un barco en medio del océano. Estas cosas pasan en el 2012, en el 1517 y en el 2135.
El principal culpable de esta desgracia humana es El Tiempo. No el de
las nubes, los vientos y las lluvias, sino el de los relojes, el de
las agujas, esas agujas tan filosas y de corte profundo.
El maldito tiempo, ese viejo y eterno ( si se le puede decir viejo a
algo que es eterno ) enemigo del bienestar mundano, nos propone una
batalla sangrienta en la cual no nos queda otra alternativa que
resignarnos a cerrar los ojos y taparnos los oídos.
Desde que apenas tomé conciencia sobre esta desdichada situación que
afectaba al ser humano, no dejé de pensar en qué se puede hacer para
salir victoriosos en esta batalla que aparenta ser irremediablemente
adversa. Realicé hondos estudios, estuve días sin dormir ni comer,
pregunté, tomé y busqué diferentes opiniones. En mi cajón podrán
encontrar pilares de hojas llenas de opiniones y entrevistas, al lado de
las revistas “Conozca más”. Buscando puntos de vistas absolutamente
opuestos.
Sólo existe este único método que a continuación detallaré, para
derrotar a nuestro enemigo ya declarado: El tiempo. El dañino tiempo, no
creo que se le pueda adjudicar otro adjetivo más justamente
calificativo.
Preste mucha atención, a continuación detallaré la fórmula perfecta y
exacta para alcanzar la victoria, en esta guerra sangrienta, la más
sangrienta de todas.
Siga las instrucciones sin omitir paso alguno y póngale la dedicación
necesaria a cada uno ellos, no se deje convencer por la ansiedad, que
es fiel cómplice de nuestro enemigo, por ende, infiel para nosotros.
Alcanzará otros niveles, desconocidos hasta ahora por usted, de libertad.
1 – Seleccione un lugar:
Tiene que ser un espacio físico apropiado, es importante que se pueda
sellar lo suficiente. Tenemos que lograr que sea una dimensión lo más
hermética posible. Preferentemente, algún sector de su propio hogar.
2 – Cómprese un arma de fuego:
Un buen calibre. Si usted ya posee una, pues no la compre,
significaría malgastar dinero. Aunque seguramente esto le importe poco a
usted en las circunstancias extremas en las que ya se encuentra.
3 – Acabe con todos los relojes ( sin excepciones ):
Puede simplemente deshacerse de los relojes desplazándolos fuera del
lugar, tirarlos a la basura o puede optar por destruirlos de manera
violenta. Esta última opción suele ser más placentera y la más
recomendada por todos los especialistas consultados.
Puede empezar con el reloj de la pared, a ese se le puede dar con un buen martillo, un par de golpes en seco y ya está.
El de pulsera lo puede arrojar al piso primero y luego saltar sobre
él, escuche ese crac! Y no me diga que no es mejor que el de un snack
apretado por los dientes!
No olvide, y ponga mucho cuidado en ello, que también hay otros
relojes camuflados. Por ejemplo el del televisor, la computadora,
microondas, celular, etc. Debe acabar con todos ellos sin excepción
alguna. El microondas estaría bien tirarlo por la ventana. Asegúrese de
no matar a otro, pues cualquier otro ser humano es tan víctima como
usted de toda esta angustia milenaria.
4 – Sellar el lugar:
Una vez asegurado que ya no quedó existencia alguna de relojes, nos dedicaremos a sellar el lugar.
Debemos evitar que alguien ingrese, imagínese, que llegue algún ser
desde el exterior del habitáculo y justo en este momento y diga “ son
las cuatro y cuarto”, ineludiblemente estaríamos, muy a nuestro pesar,
obligados a matarlo despiadada y fríamente. Para ello, y exclusivamente
para ello recomendé anteriormente la obtención de un arma de fuego.
5 – obras de arte preferidas:
Debe llevar al lugar del ritual sus obras de artes preferidas. Sin
importar la rama artística de la cual provenga. Sólo considere sus
preferencias. Por ejemplo, si usted es aficionado a la música, tenga a
mano una buena pieza musical; si usted se deleita con momentos de
literatura, hágase de un libro de texto que usted considere el más
insisivo, particularmente recomiendo que no pertenezca a la colección de
Julio Cortázar.
6 - No puedo continuar:
Pido disculpas, pero son las 6:35am y tengo algo menos de 2 horas
para dormir un rato e ir a la oficina. Por tanto no puedo finalizar el
texto.